El otro día de la patria

Al inicio de la guerra de Independencia, Iturbide fue un temible perseguidor de insurgentes y dejó una estela de sangre a su paso, sin embargo, hacia 1821, supo sumar voluntades y conciliar a todos los actores sociales para consumar la independencia. El imperio fue su ruina; al aceptar la corona marcó su destino, cometió grandes excesos como el dispendio o la disolución del Congreso. Sus enemigos nunca se lo perdonarían. Frente a una importante rebelión abdicó y partió al exilio de donde regresó para morir fusilado en 1824. En noviembre de ese año el exaltado Congreso expidió un decreto que suprimía el 27 de septiembre como “fiesta patriótica”, quedando como tales, exclusivamente el 16 de septiembre y el 4 de octubre -fecha de promulgación de la primera constitución de México. La consumación de la independencia había sido suprimida por decreto e Iturbide fue arrojado al infierno cívico donde permanece en la actualidad.

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