Los mitos del grito

Es generalizada la creencia de que celebramos el inicio de la Independencia la noche del 15 de septiembre y no el 16 –como ocurrió-, debido a un capricho de Porfirio Díaz, quien, al encontrarse en la apoteosis de su poder decidió festejar el Grito el mismo da de su cumpleaños. Esta versión es totalmente falsa. Desde la década de 1840, las festividades se realizaban los días 15 y 16 y tenían lugar en la Alameda. Se hizo costumbre que a las 11 de la noche del 15 de septiembre, tronaran salvas y artillería y el 16 por la noche se encendían los fuegos artificiales. El primer gobernante que dio el grito en el pueblo de Dolores, fue Maximiliano de Habsburgo en 1864. El 15 de septiembre a las 11 de la noche, desde el balcón de la casa de Hidalgo, el emperador llamó a todos los mexicanos a la unión y a la concordia.

Durante su gobierno (1876-1911), Porfirio Díaz continuó con la costumbre establecida a lo largo del siglo XIX, pero en 1896 ordenó que la campana de Dolores fuera traída a la ciudad de México, con lo cual cambió la celebración. A partir de entonces, el zócalo se convirtió en el lugar donde la gente se reúne para ver al presidente de la República, que desde el balcón central del Palacio Nacional, toca la campana y lanza “vivas” a la Independencia y a sus héroes.

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