¿Adiós, máquinas de escribir?

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Godrej and Boyce, una de las pocas compañías manufactureras de máquinas de escribir en el mundo, cerraría sus puertas para la eternidad, declaró al periódico Business Standard.

Inmediatamente, a nivel mundial, se organizó una especie de oración nostálgica por el aparato que tanto sirvió a la humanidad durante un periodo de casi 100 años. Todos se despedían de las máquinas de escribir como si hubieran vivido cercanos a la década de los 50, pero sus plegarias fueron en vano.   

Semejante hype cibernético resultó falso: La compañía Staples seguirá vendiendo máquinas con contratos de producción firmados en China, la India y Japón,  según el portal Gawker. No hay, por el momento, nada de qué preocuparse. Sin embargo, encontramos una buena excusa para publicar una breve historia de la máquina de escribir, a partir de sus modelos más famosos.

La pelota de Hansen

  • La pelota de Hansen
  • Aunque haya habido varios desarrollos anteriores para encontrar una máquina que pudiera reemplazar la árdua labor de una imprenta –desde la comodidad de casa–, el primer modelo exitoso fue uno extraño y aparentemente incómodo, desarrollado por el cura danés Ramsus Mallen-Hansen.

    Tenía forma de globo y tardaba bastante en acomodar las letras que plasmaba: el papel era cuneiforme y no le permitía acolparse al proceso de impresión. Sin embargo, fue muy popular en el continente europeo, sirviendo como un artículo básico en las oficinas del Viejo Continente de 1870 a 1910.

    Hasta ese momento no se utilizaba más que para redactar algunos documentos oficiales y legales, dado que era complicado que el público en general pudiera adquirir alguno (mucho menos, un escritor muerto de hambre).

    La Sholes & Glidden

  • QWERTY
  • La importancia fundamental de estas máquinas trasciende hasta nuestros días. Podría resumirse con las siguientes seis letras: Q W E R T Y.

    ¿Entendieron?

    Pues la intuición no los traiciona: los amigos Sholes y Glidden implementaron un teclado que ha llegado intacto hasta la era digital. Lo que es más, dieron la forma básica de la máquina de escribir, que en muchos sentidos se asemeja a la de una computadora.

    El display de nuestras vidas oficinistas no sería el mismo sin estos desarrollos, que tuvieron impactos físicos, espaciales, sociales, antropológicos... (suena exagerado, pero jueguen un poco con la idea).

    El único problema de la máquina Sholes y Glidden, producida desde 1867, era que no mostraba lo que se imprimía en el papel hasta que éste estuviera completamente terminado. Pocos años después esto se corrigió.

    El auge

  • La primera moderna
  • Parecería exagerado decir que "el auge" de la máquina de escribir duró cerca de 70 años, casi tanto como el PRI en el poder. Pero es la verdad: de 1910 a 1980, el mundo empresarial, académico, gubernamental y burocrático en general se vio invadido por estas máquinas que facilitaban todo el trabajo de una oficina de manera increíble.

    No sólo se modificaron para que el usuario pudiera ver lo que escribía en el momento; también se crearib nuevas teclas (SHIFT, MAYÚSCULAS, entre otras) que estandarizarían los formatos enteros de todos los textos.

    Así, la producción de máquinas de escribir se convertiría en una cosa masiva, llegando a los cientos de millones de artículos vendidos para la década de 1950. Las máquinas, como objetos, se harían un poco más estéticas. Se personalizaron para apelar a los clientes más selectos (como quien vende un automóvil) y facilitaban cada vez más su uso. Incluso prometían, por esta época, dejar de hacer ruido.

  • La máquina de Faulkner
  • No por nada muchos maestros de la literatura las empezaron a mencionar en sus textos. Famosas las máquinas de Cortázar, de Hemingway y de Faulkner, que hicieron del modelo "Royal" de la marca Underwood una leyenda por sí misma.

    De esta forma, el mundo entero se sincronizó tecnológicamente, logrando una suerte de equilibrio para la década de los 60: de los países más pobres a los más ricos, todos tenían la posibilidad de equipar a su fuerza de trabajo con máquinas de escribir.

    La era eléctrica, electrónica

  • La eléctrica
  • Pero la decadencia empezó justo cuando las mejoras tecnológicas parecían inmejorables: con el inicio de las máquinas eléctricas, podía borrarse, reescribirse, imprimirse luego, corregir... eran pequeñas computadoras. Tristemente hacia el final de los 80, la computadora personal crecía en popularidad.

    En cuestión de años, las compañías que producían máquinas de escribir redujeron sus ventas en millones y, hace un año por ejemplo, contaban sus pedidos en los cientos.

    Después de la invención de la imprenta, la máquina de escribir parece un buen candidato al invento de comunicación más importante de la historia. Aunque tendríamos que dejar a un lado a Bill Gates. A Steve Jobs. A esos malvados.

    Fuente: Fernando Delmar http://bit.ly/lzWzeD

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