Un viejo doctor...

Un viejo doctor estaba muy aburrido luego de haberse jubilado así que decidié abrir un nuevo centro clínico

Puso un letrero afuera que decia: “Doctor Martinez. Obtén tu tratamiento por 500 dólares y si no te cura recibirés 1000 dólares a cambio”.

Justo en el barrio estaba el Doctor Lozano, un joven médico que creía que este “vejete” poco podia saber de medicina asi que decide ir a ganarse los 1000 dólares de recompensa y fue a visitarlo.

Entonces esto sucedio:

Doctor Lozano: “Doctor Martinez, he perdido todo el gusto de mi boca. ¿Me podria ayudar?”

Doctor Martinez: “Enfermera, por favor traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del senor”.

Doctor Lozano: “iPuaj! Pero si esto es gasolina”.

Doctor Martinez: “¡Felicitaciones! Usted ha recuperado el gusto. Son 500 dolares”.

El doctor Lozano se retiró muy enojado por el truco de su anciano colega y decidié volver un par de días después para recuperar su dinero

Doctor Lozano: “He perdido mi memoria. No recuerdo nada”.

Doctor Martinez: “Enfermera, por favor traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del paciente”.

Doctor Lozano: “¡No, no lo haga! Eso es gasolina”.

Doctor Martinez: “iFelicitaciones! Veo que ha recuperado su memoria. Son 500 dolares por favor”.

Nuevamente el doctor Martínez se fue muy enfadado de la consulta de Lozano habiendo perdido mil dólares. pero era tan terco que decidió volver una semana después para recuperar todo su dinero.

Doctor Lozano: “Mi vista se ha tornado muy débil. iCon suerte puedo ver un poco!”

Doctor Martinez: “Lo siento, pero para eso no tengo ninguna medicina. Así que aqui tiene sus 1000 dólares de vuelta (le entrega en vez de eso, billete de 10 dólares).

Doctor Lozano: “iPero esto son 10 dólares!”

Doctor Martinez: “¡Felicitaciones! ha recuperado su vista. Son 500 dólares”.
Moraleja de la historia: no porque seas joven significa que puedes engañar a un viejito.

Si dos personas se hacen estas 36 preguntas podrían enamorarse

1. Si pudieras elegir a cualquier persona en el mundo ¿a quién invitarías a cenar?
2. ¿Te gustaría ser famoso? ¿De qué forma?
3. Antes de hacer una llamada por teléfono ¿ensayas lo que vas a decir? ¿Por qué?
4. Para ti, ¿cómo sería un día perfecto?
5. ¿Cuándo fue la última vez que cantaste a solas? ¿Y para otra persona?
6. Si pudieras vivir hasta los 90 años y tener el cuerpo o la mente de alguien de 30 durante los últimos 60 años de tu vida ¿cuál de las dos opciones elegirías?
7. ¿Tienes una ‘corazonada’ secreta acerca de cómo vas a morir?
8. Di tres cosas que creas tener en común con tu interlocutor
9. ¿Por qué aspecto de tu vida te sientes más agradecido?
10. Si pudieras cambiar algo en cómo te educaron ¿qué sería?
11. Tómate cuatro minutos para contar a tu compañero la historia de tu vida con el mayor detalle posible
12. Si mañana te pudieras levantar disfrutando de una habilidad o cualidad nueva, ¿cuál sería?
13. Si una bola de cristal te pudiera decir la verdad sobre ti mismo, tu vida, el futuro o cualquier otra cosa, ¿qué le preguntarías?
14. ¿Hay algo que hayas deseado hacer desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho todavía?
15. ¿Cuál es el mayor logro que has conseguido en tu vida?
16. ¿Qué es lo que más valoras en un amigo?
17. ¿Cuál es tu recuerdo más valioso?
18. ¿Cuál es tu recuerdo más doloroso?
19. Si supieras que en un año vas a morir de manera repentina ¿cambiarías algo en tu manera de vivir? ¿Por qué?
20. ¿Qué significa la amistad para ti?
21. ¿Qué importancia tiene el amor y el afecto en tu vida?
22. Comparte de forma alterna cinco características que consideras positivas de tu compañero
23. ¿Tu familia es cercana y cariñosa? ¿Crees que tu infancia fue más feliz que la de los demás?
24. ¿Cómo te sientes respecto a tu relación con tu madre?
25. Di tres frases usando el pronombre “nosotros”. Por ejemplo, “nosotros estamos en esta habitación sintiendo…”
26. Completa esta frase: “Ojalá tuviera alguien con quien compartir…”
27. Si te fueras a convertir en un amigo íntimo de tu compañero, comparte con él o con ella algo que sería importante que supiera
28. Dile a tu compañero qué es lo que más te ha gustado de él o ella. Sé muy honesto y dile cosas que no dirías a quien acabas de conocer.
29. Comparte con tu compañero un momento embarazoso de tu vida
30. ¿Cuando fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y a solas?
31. Cuéntale a tu compañero algo que ya te guste de él o ella
32. ¿Hay algo que te parezca demasiado serio como para hacer broma al respecto?
33. Si fueras a morir esta noche sin posibilidad de hablar con nadie ¿qué lamentarías no haber dicho a alguien? ¿Por qué no se lo has dicho hasta ahora?
34. Tu casa se incendia con todas tus posesiones dentro. Después de salvar a tus seres queridos y a tus mascotas, tienes tiempo para hacer una última incursión y salvar un solo objeto ¿Cuál escogerías? ¿Por qué?
35. De todas las personas que forman tu familia ¿qué muerte te parecería más dolorosa? ¿Por qué?
36. Comparte un problema personal y pídele a tu compañero que te cuente cómo habría actuado él o ella para solucionarlo. Pregúntale también cómo cree que te sientes respecto al problema que has contado.

7 pasos para liberarse del ego

Obtenido del libro “El poder de la intención” de Wayne Dyer

1. No te sientas ofendido.

La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres.

Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Pero puedes convertirte en degustador de la vida y corresponderte con el Espíritu universal de la Creación.

No puedes alcanzar la fuerza de la intención sintiéndote ofendido. Por supuesto, actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación masiva con el ego, pero vive en paz.

Como nos recuerda A Course in Miracles [Curso de milagros]: «La paz es de Dios; quienes formáis parte de Dios no estáis a gusto salvo en su paz». Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.

2. Libérate de la necesidad de ganar.

Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores.

Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención. ¿Por qué? Porque, en última instancia, es imposible ganar todo el tiempo.

Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciable.

Tú no eres tus victorias. Puede que te guste la competición y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos.

No existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Lo más que puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto nivel en comparación con el nivel de otras personas ese mismo día.

Pero hoy es otro día, y hay que tener en cuenta otros competidores y otras circunstancias. Tú sigues siendo la presencia infinita en un cuerpo que es un día una década mayor. Olvídate de la necesidad de ganar no aceptando que lo opuesto de ganar es perder.

Ese es el miedo del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no importa, si no te identificas exclusivamente con tu ego.

Adopta el papel de observador, mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz, correspóndete con la energía de la intención e, irónicamente, aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras ellas.

3. Libérate de la necesidad de tener razón.

El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la intención.

El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura. 

Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: «No soy tu esclavo.

Quiero abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener razón. Aún más; voy a ofrecerle a esta persona la posibilidad de que se sienta mejor diciéndole que tiene razón y darle las gracias por haberme encaminado hacia la verdad».

Cuando te olvidas de la necesidad de tener razón puedes fortalecer la conexión con la fuerza de la intención, pero ten en cuenta que el ego es un combatiente muy resuelto.

He visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto cómo acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón.

Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: «¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener razón?».

Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva conexión con la fuerza de la intención. La Fuente universal empezará a colaborar contigo en la creación de la vida que la intención quiere que lleves.

4. Libérate de la necesidad de ser superior.

La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital.

Todos tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible cuando te consideras superior a los demás. No por viejo es menos cierto este dicho: Todos somos iguales ante ios ojos de Dios.

Olvídate de la necesidad de sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos. No valores a los demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y otros baremos impuestos por el ego.

Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y en última instancia a sentimientos de hostilidad.

Estos sentimientos se convierten en el vehículo que te aleja de la intención. A Course in Miracles habla de esa necesidad de ser especial y superior: «El sentirse especial siempre establece comparaciones. Se produce por una carencia que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no perdiendo de vista las carencias que puede percibir».

5. Libérate de la necesidad de tener más.

El mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente.

Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida.

Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como sí te llegara más de lo que deseas.

Como estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz.

La Fuente universal está satisfecha de sí misma, en continua expansión y creando nueva vida, sin intentar jamás aferrarse a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y se desliga.

Cuando te desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente. Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas, sin exigir que se te presente nada más.

Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio san Francisca de Asís: «… es dar cuando recibimos». Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de tí, estableces correspondencia con la Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo.

6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros.

Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Dios escribe toda la música, Dios canta todas las canciones, Dios construye todos los edificios.

Dios es la fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue sintonizado con esta idea.

Todo emana de la Fuente. ¡Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo! No eres ese cuerpo y sus logros.

Eres el observador Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribúyele todo el mérito a la fuerza de la intención que te dio la existencia y de la que formas parte materializada.

Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus logros más conectado estarás con las siete caras de la intención, más libre serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia.

Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente.

7. Libérate de tu fama.

La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella.

Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí.

Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Así funciona el ego.

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