La inteligencia emocional es un concepto amplío, donde se destaca la importancia del cociente emocional, esas características a las cuales quizás no le damos la importancia que merecen. Entre las habilidades emocionales encontramos la capacidad de motivarse y persistir frente a las decepciones, controlar los impulsos, decir no a la gratificación inmediata en pos de una gratificación duradera a largo plazo, mantener estable el humor, mostrar empatía, tener esperanza.
¿Qué es la emoción? Daniel Goleman autor del libro La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual utiliza este término para hablar de los sentimientos y pensamientos característicos a estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias de actuar.
La mente emocional es más veloz que la racional y se pone en acción casi de inmediato, sin detenerse en la reflexión. Las acciones nacidas de la mente emocional traen consigo una sensación de certeza muy poderosa, es una manera simplificada de ver las cosas que puede resultar desconcertante para la mente racional. La mente emocional es nuestro radar para percibir el peligro, sin embargo, estos juicios intuitivos al efectuarse tan rápidamente pueden llegar a ser erróneos.
Existe una segunda clase de respuesta emocional, más lenta, donde primero se reflexiona antes de conducir al sentimiento. Aquí somos más conscientes de nuestros pensamientos, los que van a jugar un rol vital en la determinación de qué emociones surgirán. Las emociones más complejas como la vergüenza siguen esta ruta más lenta, y tardan segundos o minutos en desarrollarse.
La lógica de la mente emocional es asociativa, toma elementos que simbolizan una realidad o puede disparar un recuerdo para ser igual a esa realidad. Las metáforas e imágenes hablan directamente a nuestra mente emocional, así como las distintas formas de arte. La mente racional realiza conexiones lógicas entre causas y efectos, mientras que la mente emocional es indiscriminada y une elementos que sólo comparten características parecidas
La mente emocional es infantil y cuánto más lo es, más fuertes son las emociones que experimentamos. Un ejemplo de esto es el pensamiento categórico en el que todo parece blanco o negro, el pensamiento personalizado donde los acontecimientos tienden a centrarse en nosotros mismos, auto-confirmador donde suprime o pasa por alto hechos o recuerdos para tener razón. La mente emocional considera sus pruebas como certeras, los sentimientos son auto-justificadores y cuentan con un conjunto de percepciones y pruebas propios.
La inteligencia emocional tiene cinco habilidades prácticas:
Tres se engloban en la inteligencia intrapersonal, la cual hace referencia al autoconocimiento
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La autoconciencia: ser concientes de lo que pasa en nuestro cuerpo y de lo que sentimos
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El control emocional: regula la manifestación de una emoción y puede modificar un estado anímico y su exteriorización.
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La capacidad de motivarse y motivar a los demás.
Las otras dos las encontramos dentro de la inteligencia interpersonal, la cual hace referencia a la relación que tenemos con los demás.
La empatía: Se edifica sobre la conciencia de uno mismo, mientras más abiertos estemos a nuestras emociones, más podremos interpretar nuestros sentimientos y por ende mejor podremos comprender a los demás. Cuando estamos con otras personas enviamos señales emocionales todo el tiempo, cuánto más hábiles somos a nivel social, más fácilmente controlamos las señales que emitimos. Las emociones rara vez se manifiestan únicamente con las palabras, también incluyen otras señales no verbales y la clave para intuir los sentimientos de otra persona está en la habilidad para interpretar este tipo de señales. La sintonía con otros demanda un monto de serenidad con uno mismo. El tener empatía con el otro nos permite estar mejor adaptados emocionalmente, nos hace más sociables y hasta más sensibles.
Las habilidades sociales: relacionadas con la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal. Son útiles cuando intentamos dirigir, negociar y resolver conflictos, también podemos utilizarlas para la cooperación y el trabajo en equipo .
Estas habilidades prácticas, a su vez, influyen en cuatro áreas vitales de nuestra vida:
1) Contribuyen a nuestro bienestar psicológico y por ende nos ayuda a equilibrar nuestra personalidad.
2) Contribuyen a nuestra salud física, moderando o eliminando patrones poco positivos, ayudan a prevenir enfermedades causadas por desequilibrios emocionales
3) Favorecen nuestro entusiasmo y motivación.
4) Permiten un mejor desarrollo de nuestras relaciones con las personas, en las áreas familiar, social y laboral.
¿Por qué es importante manejar la inteligencia emocional?
Las personas que se denominan emocionalmente expertas, las que conocen, manejan, interpretan y se enfrentan con eficacia a los sentimientos tanto propios como ajenos, tienen ventajas en las relaciones amorosas, tienen más dominio sobre su vida, se sienten satisfechas, eficaces y productivas.
Conocerse a uno mismo, poder tener conciencia de los propios sentimientos en el momento en que se experimentan, es el comienzo. Poder ser conscientes de nuestras emociones es la competencia emocional fundamental sobre la que se construyen las demás, como el importantísimo autocontrol emocional. Lograr reconocer un estado de humor desagradable es sentir el deseo de superarlo, de no actuar en consecuencia y además de liberarse de él.
Las personas solemos tener estilos característicos para responder y enfrentarnos a nuestras emociones:
Consciente de sí mismo: Son conscientes de sus humores en el momento que los tienen, tienen claridad con respecto a sus emociones, son independientes y seguros de sus propios límites, son positivos y cuando están de mal humor lo superan casi de inmediato.
Sumergido: Personas que se estancan en sus emociones y no se sienten capaces de liberarse de ellas. Al no ser demasiado consciente de sus sentimientos se quedan perdidos en ellos, suelen sentirse abrumados y descontrolados.
Aceptador: Son conscientes de lo que sienten pero no tratan de cambiar sus humores, suele darse en personas que se resignan ante su desesperación o aquellos que suelen estar de buen humor y no tienen por qué cambiarlo.
La importancia del autodominio:
En el mundo de las emociones, desde los tiempos de Platón el autodominioha sido elogiado. El objetivo es el equilibrio, cada sentimiento tiene su valor y significado, por eso no debemos suprimirlos. El tener bajo control nuestras emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional, los extremos perjudican nuestra estabilidad. Todas las emociones son válidas, no se trata de estar feliz todo el tiempo, el dolor es parte de nuestra vida y muchas veces necesario. El secreto de una vida emocional plena radica en sentir de manera adecuada a las circunstancias, aceptar el dolor, aceptar la felicidad, pero no dejarnos arrastrar por las adversidades ni vivir de manera desproporcionada los problemas.
Aprender a controlar nuestros impulsos es una herramienta vital, es la raíz de todo autocontrol emocional, es lo que permite que le digamos no a la gratificación instantánea en pos de objetivos más elevados.
Nuestras emociones son tan fuertes que pueden entorpecer o favorecer la capacidad para pensar y planificar. Cuando entorpecen la concentración lo que ocurre es que queda paralizada la capacidad mental cognitiva que los científicos denominan memoria activa (capacidad de retener en la mente toda la información que atañe a la tarea que estamos realizando).
Las emociones definen el límite de muestra capacidad, determinan la calidad del desempeño en nuestra vida. La inteligencia emocional es una aptitud superior a la inteligencia académica, ya que tiene el poder de facilitar o interferir en las demás habilidades.
Dentro de las emociones podemos destacar la virtud del optimismo y la empatía.
El optimismo, desde el punto de vista de la inteligencia emocional, es lo que permite evitar que la gente caiga en la desesperanza, la apatía o la depresión. Es importante sentir que tenemos cierto dominio sobre los acontecimientos de nuestra vida y aceptemos los desafíos como se nos presentan, y nos preparemos para desafíos aún mayores, con la convicción de que podremos lidiar con ellos. Esta actitud hará que tengamos más probabilidades de utilizar el máximo de nuestras habilidades o hagamos todo lo necesario para poder desarrollarlas.
Sin duda el mundo emocional tiene una fuerte impronta en nuestra salud.Cuando estamos enfermos nuestro estado emocional puede jugar un rol predominante a la hora de mostrarnos más o menos vulnerables a la enfermedad.
Se realizó un estudio en la Universidad de Stanford con pacientes cardíacos, que demostró que cuando los pacientes recordaban un hecho que los llenaba de furia, la eficacia en el bombeo de su corazón disminuía.La ira parece ser la emoción que más daña al corazón.
Por su parte, la ansiedad desproporcionada disminuye la respuesta inmunológica de nuestro cuerpo, pudiéndonos dejar a merced de varias enfermedades como resfríos, herpes, problemas gastrointestinales, entre otros. Por eso es interesante que podamos aprender a manejar la ansiedad con lo que sea más apropiado a nuestros gustos y personalidad, ejercicios de relajación, ejercicio físico, salir a caminar y disfrutar de nuestro alrededor, meditación, yoga.
Así como lo negativo tiene su impacto en la salud, lo positivo también. La esperanza en cierto punto, tiene un poder curativo, ya que nos brinda fuerza para soportar circunstancias dolorosas. Poder contar con vínculos significativos, contar con personas con quien compartir los problemas, estas situaciones desde el polo positivo van a enriquecer nuestra vida y también va a contribuir a que seamos más saludables en todo sentido.
En resumen, la inteligencia emocional nos habilita a triunfar en nuestra vida en el amplio sentido de la palabra, nos ayuda a mantener relaciones significativas con los otros, nos ayuda a mejorar nuestra salud tanto física como psíquica. Cuando estamos de buen humor y en armonía interna, nuestra actitud mejora ante las adversidades o los detalles de la rutina. Todo pasa por nuestras emociones y por cómo interpretamos nuestra realidad, podemos tenerlo todo y no quererlo o podemos tener poco y sacarle todo el jugo posible. Siempre, en última instancia, somos nosotros quienes tenemos el poder, es nuestra decisión si estamos dispuestos a aprender y explotar nuestro potencial o quedarnos estancados en donde estamos.
Fuente: http://bit.ly/JVhrrH