Hay animales
de compañía a los que sólo les hace falta hablar. Lo que muchos no
saben es que nuestros fieles compañeros sí que se comunican y expresan
sus estados de ánimo, pero de forma diferente. Al igual que los seres
humanos, los gatos han desarrollado un lenguaje común que les permite
entenderse entre ellos. Conocer lo que le pasa y saber lo que piensa es
más fácil de lo que crees.
Tener un gato es una de las opciones más elegidas cuando nos planteamos comprar o adoptar una mascota. Estos animales destacan por su belleza y su esbelta figura. Además, son bastante tranquilos por norma general y requieren unos cuidados que no nos exigirán demasiado sacrificio. G. Bernard Shaw afirmó una vez que el hombre es civilizado en la medida en que comprende a un gato. Para entendernos con nuestro gato , es importante que conozcamos sus reglas básicas de comunicación.
Los felinos domésticos nos hablan a su manera. Por medio de los movimientos de las distintas partes de su cuerpo y a través de sonidos característicos, nos hacen partícipes de su alegría y felicidad, pero también de los momentos en los que tienen miedo, algo no les gusta o están enfadados por algún motivo. Conocer de antemano el significado de este conjunto de manifestaciones corporales y lingüísticas, nos ayudará a interpretar mejor sus deseos y temores, además de resultar más sencilla su educación.
Traduciendo ronroneos
Los sonidos que emite un gato han sido objeto de estudio desde la antigüedad. En Egipto no sólo eran considerados animales sagrados y tomados como auténticas divinidades, sino que además su lenguaje fue ampliamente investigado. Los informes sobre la comunicación felina fueron numerosos en el siglo pasado y hoy en día continúan las averiguaciones debido a la multitud de registros que presenta el idioma de estos adorables animales.
Las variables básicas que se tienen en cuenta a la hora de clasificar los sonidos que emiten son tres: la duración, la entonación y la intensidad. Además, existen circunstancias particulares ante las que los gatos pueden 'hablar' de forma típica. No es el mismo sonido el de un gato en celo, denominado maullido, que el de un gato que está siendo acariciado, llamado ronroneo.
El catálogo de maullidos es amplio y puede ir del corto y apenas inaudible, utilizado para llamar la atención sobre algo que necesita, como comida o que le abran la puerta, hasta el prolongado y algo entrecortado, específico de la época en la que está en celo. Estos maullidos son constantes durante la noche y pueden resultar incómodos para el dueño. Para evitarlo, tenemos la opción de la castración o la esterilización.
En cuanto a los ronroneos, popularmente se identifica con un sentimiento placentero por parte del gato. Estos sonidos continuos y roncos pueden darnos a entender que nuestro gato está a gusto a nuestro lado, pero también pueden darse durante un periodo de enfermedad del felino para comunicarnos su estado de dolor y de nervios.
Hablan con su cuerpo
Las emociones de los mininos se nos muestran con gran claridad por medio de la coreografía de su cuerpo. En el modo de actuar de un gato influyen principalmente sus singularidades genéticas y el modo en el que ha sido educado. No podemos esperar el mismo recibimiento de un gato que ha sido maltratado, que de otro que siempre ha estado amparado bajo el calor de una familia cariñosa.
Desde la cabeza hasta la cola, el gato es un libro abierto de gestos plenos de significado. Los gatos confiados y con liderazgo dentro de la camada suben la cabeza para mostrarse valientes, pero si un gato no tiene confianza suficiente con nosotros o es más sumiso, agachará la cabeza. Si nos ofrecen su cabeza, es para que la acariciemos y nos marquen con su olor.
Cuando un gato nos mira fijamente con sus grandes ojos es para que seamos conscientes de que nos está observando. Ante gente desconocida, un gato suele acercarse a los que permanecen indiferentes, en vez de acudir a aquellas personas que le llaman. Debemos estar atentos cuando tenga los ojos entreabiertos: la mayoría de las veces será porque tiene sueño, pero también puede estar enfermo. El gato dilata las pupilas cuando algo le asusta.
Con las orejas, un gato puede hacer muchos movimientos y las enfocará hacia los ruidos que escuche. Si las tiene hacia arriba, significará que es feliz pero si las dirige hacia delante en ángulo, es porque está molesto. Por otra parte, los bigotes también pueden darnos una pista de su estado de ánimo: estiradas y hacia delante, está contento mientras que hacia atrás, tiene miedo. La boca abierta puede ser una amenaza y un síntoma de agresividad, sobretodo si emite algún gruñido.
Sin embargo, el mejor diccionario es la cola: cuanto más baja, más triste está el minino. Si la mueve rápidamente es que está enfadado y puede mostrarse agresivo, pero un movimiento suave y pausado, es sinónimo de tranquilidad, de que quiere jugar o de que está concentrado en algo. Si la cola está rígida, tendremos que fijarnos en la punta de la misma: si está quieta, el gato quiere algo; si esta recta, está feliz, y si se mueve mucho, está irritado. Hay que tener cuidado cuando el felino arquea e infla su cola pues puede atacarnos.
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