Hablemos de petróleo

Es necesario saber que las unidades extraídas de petróleo se miden en API, por sus siglas en inglés American Petroleum Institute.

Los crudos se clasifican como ligeros, medios o pesados según su gravedad API:

  • Petróleo crudo ligero, con una API mayor de 31.1° (menor de 870 kg/m3) Ideal para refinar gasolina Premium, tipo Olmeca.
  • Petróleo crudo medio o intermedio, con una API entre 22.3 y 31.1° (de 870 a 920 kg/m3) Ideal para refinar gasolina Magna, tipo Olmeca.
  • Petróleo crudo pesado, con una API entre 22.3° y 10° (de 920 a 1000 kg/m3) Ideal para derivados, pero no para gasolinas, tipo Maya
  • Petróleo extrapesado, con una API menor de 10.0° (más de 1000 kg/m3) Ideal para derivados, pero no para gasolinas, tipo Altamira.

La mayor parte del petróleo que se extrae en México es crudo pesado, tipo Maya, el cual es ideal para los derivados del petróleo como el plástico y se puede refinar muy poco para obtener combustible, debido a que los residuos extraídos no son útiles para la refinación de gasolinas, este representa el 60% del petróleo extraído en nuestro país. Esta es la principal razón de que en México las refinerías siempre estén por debajo de su capacidad, provocando que llevemos más de dos décadas por debajo del nivel esperado de producción, sobre todo por la exigencia ambiental de obtener gasolinas de menor octanaje.

Es muy poca la cantidad de crudo ligero que se extrae aquí. Por esto es necesario importar la gasolina de USA haciendo necesario también, importar crudo ligero para abastecer las refinerías mexicanas.

Por otra parte, una refinería puede construirse entre 4 y 6 años dependiendo de los requerimientos de refinación, si se trata de refinar crudo ligero los tiempos pueden variar de 6 a 8 años.

Tomando en cuenta que el mundo está tendiendo a energías más limpias y al no contar con crudo ligero en nuestras reservas, hace innecesaria la construcción de refinerías con la perspectiva de bajar el precio de las gasolinas, pues el crudo se cotiza en precios internacionales. El gobierno mexicano toma una parte importante de sus ingresos del el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que encarece el precio de las gasolinas, esto solo afecta al 30% de la población con más recursos económicos y solo beneficia al 10% de menores recursos, subsidiar las gasolinas beneficia a quien más tiene y no a la mayoría de la población.

Si tomamos en cuenta que la población utiliza mayoritariamente el transporte público y este tiene un precio determinado por el gobierno, no es conveniente el subsidio de las gasolinas y que su precio real lo pague quien pueda hacerlo.

En conclusión, la solución no son más refinerías ni actualizar las actuales, sino buscar la generación de energías más limpias.

Reflexiono.

Fuentes:
El Financiero
El Economista
American Petroleum Institute
Instituto Mexicano del Petróleo
Pemex


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