Por
José F. Rodríguez C. / Cd. de los Deportes, Benito Juárez, DF
(05-Ene-2010).-
Los homosexuales que fuimos jóvenes en los 80 nunca pensamos, ni por equivocación, que fuese necesario casarnos y adoptar niños. Aspirábamos a tener espacios de reunión seguros, sin ser molestados, extorsionados o ser víctimas de redadas. Queríamos ser tratados con un poco de piedad por la prensa amarillista, no queríamos ser "lilos" o "mujercitos" o "invertidos", etcétera.
Nadie de mi generación quería emular la vida burguesa heterosexual. ¿Para qué? si siempre gozamos el derecho a la educación, salud, trabajo y a la manifestación libre de nuestras ideas. Ser diferentes al hetero nos daba un espíritu de libertad y anarquía.
¿Fue necesario y oportuno polarizar a la sociedad mexicana modificando el Código Civil? ¿Quién le dijo a la aplanadora perredista en la Asamblea del DF y a sus corifeos que colmaron la galería que representan el sentir de la gran mayoría de gays? ¿Qué necesidad de poner a la ultraderecha en nuestra contra?
Reformar para privilegiar a una minoría dentro de la minoría no nos hace ni más justos ni más democráticos.
José F. Rodríguez C.
Fuente: http://busquedas.gruporeforma.com/reforma/Documentos/DocumentoImpresa.aspx
También visitar: http://webnews.mx/2009/12/31/%C2%BFlos-gays-o-la-iglesia/
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