Había una vez…

Un equipo que tenía cuatro miembros, quienes se llamaban Todo el Mundo, Alguien, Cualquiera y Nadie.

Había un trabajo importante por hacer. Todo el Mundo estaba seguro de que Alguien lo haría.

Cualquiera podría haberlo hecho, pero al final Nadie lo hizo.

Alguien se molestó ante este hecho, pues era un deber de Todo el Mundo.

Todos pensaron que Cualquiera podía hacerlo, pero Nadie comprendió que al final Todo el Mundo no lo haría.

En conclusión, Todo el Mundo culpó a Alguien cuando Nadie hizo lo que Cualquiera podía haber hecho.

Fuente: Graham Gibbs, “Learning in Teams”

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