¿Recuerdas los apodos de tus profesores?

El ingenio de los alumnos para llamar a sus maestros es único, apodos como “el mala onda” o “el parrandero” son parte de los sobrenombres con los que se conoce a los profes.

Los profesores en muchas ocasiones reciben un sin número de sobrenombres que salen del ingenio de los chicos, cada uno es catalogado de acuerdo a sus acciones, y su forma de enseñar.

De acuerdo con las páginas de internet Entrelineas.com.mx y Elmundoestaloco.blogspot.com, en De10.mx seleccionamos los 10 tipos de apodos que más se usan para llamar a los maestros que es más común hallar en los salones de clases. Cada uno de ellos puede encontrarse tanto en versión masculina como femenina.

El resentido. Es el típico profesor que jamás pensó acabar como profesor o que, en todo caso, jamás pensó acabar como maestro del grado en que da clases. El tipo está resentido y trata a sus alumnos como ignorantes con quienes nunca podrá tener una discusión seria sobre los temas que él domina.

Lo mismo puede tratarse de un ingeniero químico que enseña en una secundaria, que de un doctor en literatura a quien no le ha quedado mejor opción que ganarse la vida intentando enseñarles a leer a los futuros comunicólogos. Suele andar por ahí con expresión de "odio mi trabajo como maestro".

El barco. Es un maestro con quien no aprenderás nada. A él no le importa su clase, así que le da lo mismo si a ti te importa o no; te dejará hacer lo que quieras. Al final, pasará a todos los alumnos, incluso a los que nunca entraron a clases. En caso de ser mujer, frecuentemente se tratará de una profesora fácil de enternecer, quien sucumbirá casi ante cualquier sonrisa.

El mala onda. Es un maestro intransigente, que actúa como si creyera que lo único importante en tu vida es pasar su materia. Así, te deja tarea todos los días, te regaña si llegas tarde a su clase, te reprocha si no le pones atención y te castiga con más tarea si le caes mal.

Es mala onda porque sabe perfectamente que lo más importante en tu vida no es pasar su materia y por eso le caes mal. Además, como cualquier persona mala onda, es así sólo con quienes le caen mal. Si finges ponerle atención y haces como que te importa su materia, puede que sea buena onda contigo.

El libidinoso. Es un maestro que aprovecha su posición como autoridad para acosar impunemente a sus alumnas más atractivas. A algunas de ellas la tratará de ligar genuinamente, pero a la mayoría las intentará seducir con mejores calificaciones y tareas más fáciles.

Otra vertiente de ese tipo de maestro es el que no intenta ligarse a nadie ni concede privilegios a quienes le gustan. Pero aprovecha la más mínima oportunidad para "echarse un taco de ojo" con sus alumnas. Suele ser el clásico "viejo rabo verde".

El parrandero. Este profesor llegará con resaca a muchas de sus clases. Frecuentemente llegará tarde e invitará a sus alumnos, si están en edad, a ir por unos tragos alguna vez. Si te lo topas en la universidad o en los últimos años de la preparatoria, tendrán buenas posibilidades de hacerse amigos y de quedar para una fiesta alguna vez.

El que no sabe. Este es una verdadera desgracia. En todos los niveles, nunca falta. No debe creerse que no sabe nada sobre su materia. Usualmente sabe algunas cosas, pero no muy importantes. Hará todo tipo de malabarismos con la intención de evitar que sus estudiantes se den cuenta que no sabe mucho, pero siempre acabará exhibido.

Es el típico maestro que se enoja porque le hacen preguntas que "no vienen al caso" o que promete "contestar mañana todas tus dudas". También puede recurrir a las exposiciones de parte de sus alumnos para tapar su desconocimiento. En tal caso, su calendario de clases estará lleno de exposiciones y debates al respecto de éstas.

El guapo. Cuando hay suerte, a los alumnos les llegan a dar clases profesores que son atractivos física o intelectualmente. Algunos de ellos incluso despiertan amor en sus estudiantes.

El sabio. Este profesor tiene conocimientos genuinos sobre su materia y sobre las vivencias de sus alumnos. Suele ser buen observador y capaz de identificar los objetivos ocultos de sus estudiantes. Su sabiduría muchas veces emanará de la experiencia. Será capaz de dar buenos consejos, aunque en ciertas ocasiones aburrirá con ellos.

El flojo. Este profesor hará de todo para trabajar lo menos posible: exámenes orales, pruebas de una sola pregunta, exámenes reciclados, como ése de geografía que aún pide ubicar la Unión Soviética. Es el maestro que nunca terminará de corregir los exámenes y que les pondrá 9 a todos con tal de que no le pidan revisión. ¿Por qué nueve? Porque así te podrá poner diez si acaso se te ocurre irle a pedir tu prueba corregida.

El sufrido. Por más que lo intenta, este profesor no puede darse a respetar. Algo en su personalidad lo hace profundamente vulnerable a las bromas y ataques de sus alumnos. Con frecuencia intentará callar a gritos a sus estudiantes, pero la mayoría de las veces soportará dar su clase en medio de un creciente alboroto. En muchas ocasiones vendrá alguien de la clase de al lado a quejarse por el bullicio y éste cesará momentáneamente.

 

Fuente: Héctor Fabricio Flores http://de10.com.mx/9562.html

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